Fase de Ictus:
Debido a la causa que está produciendo la lesión, trombosis, embolia, hemorragia etc., el individuo entra en un momento de estupor, o incluso puede llegar al coma. Esta fase suele ser de duración variable, pudiendo extenderse desde unos minutos a varias semanas.
Fase flácida:
Es posterior al ictus. El individuo va despertando. El músculo se inhibe y deja de contraerse, o lo que es lo mismo, cede la actividad cerebral sobre ese hemicuerpo. Los músculos no se paralizan todos en un mismo grado. La parálisis es tanto mayor cuanto mas distal sea el músculo, de tal forma que cuanto mas nos acerquemos al tronco, mayor será la actividad muscular en esta etapa. El individuo arrastra ese hemicuerpo. A la vez, esto va acompañado de una hiporeflexia. Desde el ictus hasta la etapa flácida pueden pasar, como ya dijimos, desde horas hasta días. Cuanto más tiempo tarde el individuo en pasar de la fase de ictus a la etapa flácida, mas graves serán las secuelas que queden.
Fase espástica:
La flacidez o hipotonía empieza a ser sustituida por espasticidad. Comienzan las deformidades.
El paso de una etapa a otra es muy difuminado y no es fácil apreciarlo. Se sabe claramente cuando se está en una etapa o en otra, pero no cuando se está pasando de una a la otra.
Durante el primer año y medio o dos años después del ictus, el individuo va teniendo recuperaciones espontáneas, que normalmente no son a consecuencia directa del tratamiento fisioterápico. El fisioterapeuta no hace que se recupere el paciente, sino que las sucesivas recuperaciones espontáneas que este valla teniendo puedan ir siendo incorporadas al tratamiento, y que las secuelas sean las menores posibles. Por eso, siempre se ha dicho que la misión de un fisioterapeuta en el tratamiento de un hemipléjico será ir inhibiendo las secuelas que vayan quedando, de tal manera que cuanto mejor sea el tratamiento fisioterápico, menores serán las secuelas que queden.
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